miércoles, 1 de enero de 2014

LAS CISTERNAS DEL CASTILLO (II)

Continuamos en esta segunda entrada con el tema del abastecimiento de agua en el castillo. Anteriormente habíamos visto las cisternas de tipología íbera que supuestamente serían las más antiguas del castillo. Muchas de estas cisternas serán conservadas y mejoradas por los romanos, los cuales tambien construirán nuevos depósitos de agua en el opidum. Precisamente el más espectacular de estos lo tenemos situado en el flanco sur del foro romano, concretamente a unos cuatro metros de profundidad.

Respiradero de la cisterna de los 22  pilares en el foro romano.
En esta parte del foro podemos ver dos torrecillas separadas por un barracón de chapa usado como almacén por los arqueólogos. Estos cilindros están huecos y son los respiraderos de la gran cisterna romana que hay en el subsuelo. En la antigüedad estos respiraderos fueron tres, pero hoy el tercero está roto a ras del suelo y se halla cubierto por una tapa de alcantarilla junto a la antigua casa del guarda. La función de estos respiraderos es comunicar el depósito de agua con el exterior, de manera que el aire pueda salir según la cisterna se va llenando de agua.



Colector de agua, al fondo la torrecilla del respiradero

   En el lado este del foro y frente al primer respiradero se puede ver descubierto el antiguo canal subterráneo que recogía el agua de lluvia y la conducía hacia el interior del depósito.
   La cisterna que se encuentra bajo nuestros pies es la más famosa y espectacular del castillo (aunque no la de mayor capacidad). Se trata de una construcción de 65,6 metros de largo por 4,15 de ancho y su bóveda se asienta sobre unos arcos que descansan sobre 22 columnas de dos metros de altura, las cuales le dan el nombre por el que es conocida: la cisterna de los 22 pilares.
    Esta cisterna ocupa todo el lado sur del foro, desde la muralla que cierra la plaza de Almenara hasta el subsuelo de la antigua casa del guarda, en cuyo jardín aun se encuentra el brocal del pozo.

Cisterna de los 22 pilares, interior.
Pozo de la cisterna en el jardín de la antigua casa.

















En época islámica esta cisterna seguirá en uso y a ella se sumarán otras que los nuevos ocupantes construirán. Precisamente serán los musulmanes los que nos han dejado en herencia una de las palabras por las que las conocemos: Aljibe en castellano o en valenciano aljup, que viene del árabe Al jub, es decir: el pozo.
Algunas de estas cisternas o aljibes seguirán en funcionamiento a lo largo de los siglos, llegando incluso hasta nuestros días. Tal y como pasa con el aljibe situado en la plaza de estudiantes y llamada del llavaner, por tener un lavadero o pila de piedra anexo (ver entrada), el cual será usado durante todo el siglo XIX y parte del XX por la guarnición,  o la propia cisterna de los 22 pilares que aun hoy se llena de agua en cuanto llueve.  Otros aljibes no han llegado hasta nosotros en tan buen estado y tan solo conservamos  sus ruinas o apenas unos fragmentos del revoque interno.
Cisterna del llavaner.

Cisterna de los 9 pilares, romana reformada en la
 edad media. Es la de mayor capacidad del castillo.
  Esta forma cilíndrica tan característica de los respiraderos es la que muchas veces nos ayuda a localizar  los aljibes que están debajo. Otros están tan escondidos o tan deteriorados que podemos pasar por encima de ellos sin darnos cuenta de su presencia. Paseando por el castillo es muy fácil ver más de un gran agujero excavado en la roca del suelo. No penséis que son fruto de la naturaleza, acercaos y comprobareis que su interior suele estar recubierto de un revoque de mortero para hacerlo impermeable. 
Estas ruinas son la herencia que la más vital de las necesidades nos ha dejado en el castillo.

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