lunes, 22 de diciembre de 2014

¡FELIZ NAVIDAD!


  Os deseamos felices fiestas y próspero año nuevo y aprovechamos para recordaros que tambien podéis regalaros una excursión guiada por Sagunto y conocer su interesante patrimonio cultural y su historia, ¡una actividad para toda la familia!



jueves, 11 de diciembre de 2014

POSIBLES RESTOS DE MONUMENTO FUNERARIO

Si visitáis el castillo podréis contemplar estas dos nuevas piezas arqueológicas que se encuentran depositadas junto a la entrada del museo epigráfico, en la plaza de San Fernando.

















El primero de estos bloques es esta pilastra rectangular con el cuerpo estriado, con este curioso motivo en forma de relleno en uno de sus extremos. Esta pieza tiene unos dos metros de largo por unos 50 cm de ancho. (En breve subiré con el metro y podré proporcionar las medidas exactas). 
La otra pieza es la que se ve al fondo en la segunda foto.




   Se trata, al igual que la anterior,  de un bloque de  piedra caliza de color gris azulado tan típicas de las canteras de la montaña del castillo. Está labrada en forma de pedestal con una superficie anexa en forma de pestaña. ¿posible engarce en un bloque mayor del que formaba parte?
Por la parte trasera tiene talladas tambien unas estrías como el otro bloque aunque estas son mas anchas y onduladas.



 


   La colaboración espontanea de mi sobrina que me acompañaba a hacer las fotos nos es útil para hacernos una idea del tamaño de los bloques.







  Ambas piezas han sido trasportadas al castillo desde el lugar donde aparecieron. El hallazgo se produjo a finales de este pasado mes de Noviembre en unas obras realizadas en un domicilio particular de la calle Padre Morató y correspondería a un posible monumento funerario. 


Av. País Valenciá, en primer plano restos conservados in situ, al fondo la estación
        Desde el punto de vista arqueológico esta zona es muy interesante. Se encuentra muy cercana a la domus dels peixos y en esa misma calle, en la confluencia con la plaza Blasco Ibáñez, aparecieron en el 2002 restos del pavimento del atrio de otra vivienda romana.
Toda esta zona correspondería a un área urbanizada  en época imperial, aunque han aparecido restos anteriores de época republicana tanto en las excavaciones realizadas en la iglesia de El Salvador como en la propia casa dels peixos. 
 Si seguimos la cronología que nos aporta la excavación de la vía dels pòrtics podemos suponer que este lugar estuvo relacionado con la entrada al pueblo de la vía augusta- heracliana y que pudo ser un área  primitiva de enterramientos que más tarde fue urbanizada, quedando esta necrópolis en época  imperial situada en la zona  entre la avenida Pais Valencià y vías del tren. Esta  parcela situada entre la carretera, las vías y el camí dels Rolls fue excavada por el historiador Antonio Chabret en 1897,encontrando numerosos enterramientos, restos de mausoleos e inscripciones funerarias.  Don Antonio se lamentará en su correspondencia de no poseer una cámara fotográfica para poder registrar tantos hallazgos como se estaban produciendo. Desgraciadamente casi todos ellos desaparecieron en aras del "progreso".


Mauseleo romano de Lliria


           En esta foto podemos ver los restos de un mausoleo romano que se encuentra en Lliria. Obsérvese como el estriado del bloque de la izquierda, es prácticamente idéntico al diseño del bloque encontrado en la calle Padre Morató







En el castillo tambien podemos ver otros bloques muy parecidos a este...



  Como casi todos los restos que se pueden ver en esa parte del castillo no se trata de material aparecido allí, sino de sillares encontrados en excavaciones en el pueblo, (aunque aun no sé exactamente donde). No es muy descabellado suponer que estos sillares tambien podrían corresponder a restos de mausoleos romanos. 









domingo, 11 de mayo de 2014

ANTON VAN DEN WYNGAERDE Y SU VISTA DE SAGUNTO

Anton Van den Wyngaerde o Antonio de la Viña, como fue conocido en España  debido a la curiosa costumbre de la época de traducir nombres y apellidos. Fue un pintor flamenco que se especializó en dibujos de carácter paisajístico y cartográfico. 
 Nacido en Antwerp, Bélgica (en español Amberes) en 1525 sus primeros dibujos datan de 1544. Se especializó en dibujos cartográficos que realizaba mediante vistas del natural, visitando los lugares que retrataba. En esta época en que no hay fotografía y los mapas son poco fiables, Van den Wyngaerde adquiere mucha fama por lo detallado y preciso de sus dibujos, los cuales copian de manera milimétrica los menores detalles de las ciudades, edificios y paisajes que retrata. Es precisamente esta atención al detalle lo que despertará el interés de los poderosos por su trabajo. Este artista viajará por Inglaterra e Italia realizando dibujos de ciudades como Londres, Roma, Ancona o Nápoles. 


A.Van den Wingaerde. WitheHall stairs, Londres (Boceto,c. 1544)

En 1557 entra al servicio del rey Felípe II de España, el cual le encarga la realización de vistas de las ciudades asediadas en su campaña en el norte de Francia, como San Quintín y Ham. A partir de este momento el dibujante iniciará una fructífera relación laboral con el monarca que ocupará la mayor parte de  su carrera. Acompañando al Rey en sus viajes por Europa y dibujando vistas de las ciudades visitadas. 
En esta época las vistas de las ciudades no solo tienen una función estética, sino también práctica, de tipo militar. El rey quiere ver como son las ciudades que tiene que defender o conquistar, donde están situadas, cuales son las rutas comerciales que las atraviesan, sus defensas y fortificaciones, su tamaño, si el terreno que las rodea es fértil, cuanta población puede vivir en ellas...etc. Es decir, no son simples postales sino que pueden ser usadas como verdaderos mapas en caso de necesidad. Por esta razón este artista es tan apreciado, por su obsesión en dibujar hasta el más mínimo detalle. 
FelipeII  (1527-1598)

 En el año 1561 Van den Wyngaerde viaja a España con el encargo del rey de dibujar una serie de vistas de las principales ciudades del país. Este trabajo le tuvo ocupado hasta 1596, durante estos años viaja por toda la geografía española realizando al menos 62 retratos paisajísticos de ciudades como Toledo, Burgos, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Sevilla, Segovia, Gibraltar o la propia capital, Madrid. El objeto de estos dibujos era copiarlos luego en gran tamaño en las paredes del palacio real en Madrid. Obra que en efecto se realizo. Desgraciadamente el antiguo alcázar real de Madrid fue completamente destruido por un incendio en 1727 pero, aunque estos murales se perdieron si que se conservan los dibujos y bocetos originales realizados en papel. Una de las muchas ciudades que este artista visitó y dibujó fue Sagunto, entonces llamado Murviedro, de la cual dibujó en 1563 una vista desde el Norte.
 Este dibujo es una fuente increíble de información sobre como era la ciudad  en esta época y si nos fijamos podemos apreciar detalles increíbles. (clic para ampliar).


-En primer lugar llama la atención el encuadre de la vista, pretendiendo abarcar la máxima cantidad de paisaje posible. El límite por la derecha es la montaña de la ermita de San Cristóbal. Por la izquierda vemos la playa y la desaparecida torre de Almardá. Una torre de vigía contra los piratas que existía en esta playa cercana al pueblo (ver entrada sobre los piratas)
-Enfrente de nosotros tenemos un gran descampado, con árboles y tierras de cultivo. Esta zona esta hoy en día completamente construida y corresponden con las zonas del parque de la Glorieta, avenida Santos Patronos, Raval...etc.
-La muralla medieval de origen islámico que rodeaba la ciudad aun se conservaba entera, con todas sus puertas y torreones. A su pie vemos una linea de color azul que no representa al río, sino al valladar o foso de la muralla que servía de desagüe de la ciudad.
-En el centro de la ciudad vemos el teatro romano que aunque conserva la parte superior del graderío ya ha perdido completamente el escenario. Esta es la representación más antigua que conocemos del teatro y en ella ya no aparecen estas estructuras, por eso en la polémica restauración del año 1993 se las tienen que inventar.
-Llama también la atención la cantidad de torres que el castillo conservaba en la parte más alta como las torrres de Hércules y del Penó en la ciudadela y la contigua torre de San Pedro. Todas estas construcciones acabarán desmochadas y/o integradas en estructuras posteriores en sucesivas reformas del castillo, sobre todo en las llevadas a cabo en el S. XIX.
-La iglesia de Santa María, en el centro del pueblo aun no estaba terminada. En su centro se alzaba un  campanario provisional que ya no existe y en el lugar donde hoy se levanta el campanario se puede ver su base.
- Al pie de la muralla el artista dibuja gente caminando por el camino real de Teruel, el camino que desde Sagunto llegaba a Teruel y Zaragoza y que corresponde con el lugar que ocupa la actual calle camí real, situada hoy en día en el centro del pueblo.
-Al otro lado del camino real y extramuros se pueden ver los tres conventos que existían en la ciudad; de izquierda a derecha: La trinidad, San Francisco y Santa Ana, de los cuales solo conservamos el de Santa Ana. El huerto del convento de San Francisco corresponde con la actual plaza de la Glorieta, donde se haya la oficina de información turística.
-El castillo tambien poseía un recinto exterior en su flaco nororiental (a la izquierda de la imagen) que descendía hacia el pueblo. Este recinto llamado Albácar era una parte de la fortaleza islámica destinada a resguardar el ganado de la ciudad en caso de ataque y que actualmente no existe. En el siglo XIX parte de él se cerró con un muro nuevo formando la actual plaza de la conejera quedando el resto fuera del castillo. Estos muros se fueron deteriorando y en la actualidad apenas quedan restos de la cimentación y de algunas cisternas y otras estructuras en bastante mal estado.
  Si no conocéis Sagunto este dibujo es una fuente de información muy detallada de como era el pueblo en esta época y si ya lo habéis visitado o sois de por aquí os puede servir como fuente para intentar localizar partes de la ciudad que aun existen y que están fielmente retratadas y otras que desgraciadamente ya no conservamos. 
¡Hasta la próxima entrega!


jueves, 10 de abril de 2014

SAGUNTO Y LA GUERRA DE LAS GERMANÍAS: LA CRUZ DE LA VICTORIA.

   Yendo de Sagunto hacia Almenara, se encuentra un pequeño monumento que antiguamente estuvo junto a la carretera nacional y que hoy se haya un poco más retirado, junto a una vía de servicio debido a un desvío reciente de la nacional 340.
  Se trata de una cruz de piedra levantada sobre una pequeña capilla de base triangular, y se conoce como la cruz de la victoria, pues se construyó para celebrar la victoria en una batalla que tuvo lugar en este punto el 18 de Julio de 1521.



   Esta batalla se produjo durante la guerra de las germanías, un conflicto que levanto en armas toda Valencia durante el reinado de Carlos I de España y V de Alemania. El reinado de este monarca, el  más poderoso que ha habido en Europa, no fue precisamente tranquilo. Casi desde el principio hubo de hacer frente a tres conflictos: la revuelta de los comuneros en Castilla, la reforma luterana en Alemania y las guerras de religión que este cisma originó y la guerra de las germanías en Valencia. Todo esto prácticamente al mismo tiempo.
Nos vamos a centrar en el conflicto de las germanías que es el que más nos toca de cerca.

Carlos I de España y V de Alemania
Las Germanías fue un conflicto que tuvo lugar en los reinos de Valencia y en menor medida en Mallorca entre los años 1520 y 1522. Se trató de una revuelta de carácter gremial y popular contra la nobleza.
 En esta época en Valencia se conjugan varios factores que propiciaran el estallido del conflicto: la estructura gremial tradicional está perdiendo fuerza frente a la pujanza de comerciantes extranjeros, aumentan los impuestos, los ataques de los piratas berberiscos a nuestras costas son continuos...etc. Todo esto irá generando una gran tensión social. Finalmente  una peste azotó Valencia en 1519, lo que provocó que el virrey-gobernador, junto con el resto de autoridades y nobles abandonaran la ciudad y se refugiaran en el campo. Al mismo tiempo, se extendió el rumor por la ciudad de que era inminente una invasión berberisca. Ante el vacío de poder causado por el abandono de los nobles, la población de la capital decidió organizarse por su cuenta. Así, echaron mano de una ley foral promulgada por Fernando el Católico, que daba permiso a las ciudades para organizar milicias en caso de ataque musulmán. Cada gremio de la capital nombró a un representante, los cuales constituyeron una junta de gobierno llamada los trece (por ser este el número de los gremios) que decidieron reclamar el gobierno de la capital en nombre de una hermandad (Germania en valenciano) formada por todos los ciudadanos. La junta de los trece redactó un acta de constitución y se la mandó al Rey. Este hecho es muy importante, porque durante todo el conflicto los agermanats, por haber reclutado sus tropas conforme a derecho y por haberlo comunicado debidamente al Rey se verán a si mismos como leales súbditos, mientras que los nobles para ellos serán los auténticos traidores, por haber huido de Valencia y haberlos abandonado frente a este supuesta invasión musulmana.
 Al mismo tiempo que los trece mandaban esta carta al Rey, el cual se hallaba en su coronación como emperador de Alemania en Aquisgrán, el gobernador de Valencia le mandó otro mensaje instándole a venir corriendo a Valencia a jurar los fueros para apaciguar los ánimos de la población. Carlos I, sin embargo no vino y sustituyó este gesto simbólico (que tanta sangre podía haber ahorrado) por limitarse a promulgar un edicto prohibiendo el uso de las armas, edicto que nadie cumplió. Así pues, la revuelta se fue extendiendo por todas las ciudades del reino, donde se fueron creando germanias de juntas gremiales a semejanza de Valencia. Rápidamente se unieron Játiva y Sagunto y a continuación otras muchas.

  En 1520  la revuelta adquiere tambien un profundo carácter anti-islámico. La población musulmana local, (los moriscos), eran aliados de los nobles, los cuales les protegían frente a los ataques de la plebe cristiana. Esta protección era interesada: los moriscos eran agricultores y artesanos cualificados, cultivaban las tierras de la nobleza y les pagaban grandes sumas de dinero en concepto de impuestos. En esta época atacar a los musulmanes no es solo atacar al enemigo de otra religión, sino tambien atacar una importante fuente de ingresos de la nobleza. Así, la morería de Valencia será asaltada y los moriscos que no son asesinados son bautizados a punta de cuchillo. En Sagunto la situación se complicará con un pleito por los derechos de riego entre los vecinos de la villa y los agricultores de los pueblos de la Baronía (casi todos musulmanes). En este año las tropas agermanadas saguntinas realizarán incursiones de saqueo en Alfara y Torres-Torres, en las que se cobran tributos a la fuerza a los moriscos e incluso llegan a talarse campos y se cometen asesinatos .

Conversiones forzosas de moriscos


   La población morisca pidió la ayuda del duque de Segorbe: el infante Don Enrique, descendiente de los reyes de Aragón, el cual exigió a los jurados de la villa el fin de estos actos violentos y que los pleitos se solucionaran por la vía legal. Como es de imaginar esta intervención en favor de los musulmanes fue vista por los sublevados de Sagunto como una nueva traición de la nobleza y la situación desemboca en una abierta rebeldía contra la autoridad del Duque. La ciudad será ocupada por tropas agermanadas procedentes de la capital el 20 de Julio de 1520. La guarnición del Castillo no obstante, permanecerá leal al duque por lo que tras largas e infructuosas negociaciones las tropas agermanadas tomarán al asalto la fortaleza el día 25 de junio de 1521. Todos los defensores serán pasados a cuchillo excepto los pocos que escaparon descolgándose por la muralla. El resto se refugiaron en la capilla, pensando que los asaltantes respetarían el recinto sagrado, pero todos son asesinados y tan solo el alcaide de la fortaleza es perdonado porque el párroco de la iglesia de Santa María interpone el sacramento entre él y las espadas.
Las tropas que habían asaltado el castillo de Sagunto continuaron la marcha hacia el norte mandadas  por el Capitán rebelde Estellés. Su intención era conquistar el castillo de Morella, pero el día 4 de julio de 1521 las tropas del duque los interceptan a la altura de Oropesa , donde les infligieron una gran derrota, matando a gran número de ellos. El propio Estellés será capturado y ejecutado en Castellón a los pocos días.



Escudo de armas del ducado de Segorbe
Tras enterarse del triste fin de Estellés, los agermanados de Sagunto deciden marchar contra las tropas del duque pero necesitan refuerzos de la capital. El gobierno de los 13, sin embargo era partidario de buscar una salida negociada al conflicto. Como no se deciden a intervenir, un vecino de Sagunto recurre a un ardid.
  Este individuo había encontrado los cadáveres de dos niños que se habían ahogado mientras se bañaban en la acequia mayor, les desfigura la cara a cuchilladas, los carga en un carro y los lleva a Valencia, entrando en la ciudad pregonando que habían sido las tropas moras del duque de Segorbe los que habían matado y mutilado a las criaturas. Esto generará un clamor popular: la muchedumbre se arremolinará entorno a la sede municipal exigiendo venganza. Así, el día 16 de julio y con la senyera al frente, saldrá desde Valencia  un contingente de cinco mil hombres, casi todos a pie y con escasa artillería, a ellos se unirán agermants de los pueblos por los que van pasando en su marcha hacia Sagunto.


  Mientras tanto, el duque se encuentra en la cercana población de Almenara, con un contingente de 1500 infantes y 110 jinetes,(eran  muchos menos hombres, aunque mucho mejor preparados y armados). Sus oficiales le aconsejan una retirada táctica hacia Vila-real, pero el joven duque (ya no era el infante Enrique sino su hijo Alfonso de 19 años) considera indigna una retirada y ordena un ataque frontal.
  El jueves 18 de julio de 1521 salen de Sagunto ocho mil soldados agermanados entre los vítores de la población. El capitán que los manda: Joan Sisó, confía tanto en la victoria que ordena partir antes de que se repartiera el desayuno, confiando en que sus tropas habrían entrado en Almenara a la hora del almuerzo.
A la salida de Sagunto Sisó divide las tropas en tres columnas: una debía marchar hacia Almenara por la costa, otra por la carretera y la tercera por el camino de les Valls para atacar la retaguardia de los nobles desde allí. El duque mientras tanto había enviado exploradores a caballo que le informan de los movimientos del enemigo. Don Alfonso dividió tambien sus tropas en tres columnas, lanzando la caballería mora contra  el ala que marchaba hacia los Valles.
 Mientras los agermanados persiguen y acorralan a los moriscos (matando a gran número de ellos) la élite de su caballería y arcabuceros atacan la columna central de los agermanados, haciéndoles retroceder y abandonar su escasa artillería, la cual queda en poder del duque.
Una vez han hecho retroceder hacia Sagunto a la columna central, los del duque se lanzan en persecución de la que había salido detrás de  la caballería mora, acorralándolos en la cima de la colina del corbs, donde resistirán hasta las tres de la tarde sin comida ni agua y completamente extenuados, cuando los supervivientes se rendirán. La tercera columna, la que marchaba por la costa, a la vista del desastre regresa al pueblo sin entrar en combate.

   Las consecuencias de la batalla serán terribles: el Capitán Sisó es acusado de haber realizado el alarde de partir sin desayunar por ser un traidor y un espía del bando nobiliario, con lo que tiene que huir de la ciudad y refugiarse en el convento del Valle de Jesús en Puzol, donde será detenido por los de Sagunto y ejecutado en la plaza mayor.
Al mismo tiempo la junta de los trece cada vez ve más difícil una victoria armada y se empiezan a oír cada vez más voces partidarias de una salida negociada. La burguesía valenciana veía con miedo el giro tan radical y populista que el movimiento agermanado estaba tomando con lo que en 1922 la guerra se puede dar por concluida tras la entrada de las tropas reales en Valencia el día  3 de Marzo y la captura y ejecución de Vicente Peris, el último líder agermanado. En mayo se rendirán Játiva y Alzira, las últimas ciudades rebeldes y se iniciará un periodo de represión en el cual la Virreina Doña Germana de Foix dictará mas de 800 condenas de muerte.

De todos estos sangrientos sucesos tenemos como recuerdo la cruz de la victoria , el monumento que conmemora el triunfo de las tropas realistas en aquella jornada.


En un principio se situó una cruz de madera en el centro aproximado de donde se produjo la batalla, la cual debido a su deterioro, fue sustituida por un monumento de piedra mandado construir por el Consell de la ciudad de Valencia en el día 21 de junio de 1542. La obra se concluyó en marzo de 1543.





El monumento tiene forma de prisma triangular rematado por una cruz que tampoco es la original, de tipo renacentista y que no se ha conservado. (No he encontrado ninguna información todavía de esta cruz ni de cuando fue sustituida o repuesta). 
  En la cara del prisma que mira al este se abre un arco que originalmente contenía una capillita con dos bancos de obra a los lados. Esta capilla central fue tapiada en los años 80 por ser un lugar habitual que utilizaban los indigentes para dormir y en su lugar se colocó una placa conmemorativa de la derrota agermanada.





En los otros dos lados de la capilla triangular se encuentran grabados sendos escudos coronados de Valencia. Estos sillares  que se pueden ver en la foto, junto con todos los demás están numerados. Esto, según el historiador Santiago Bru i Vidal se debe a que el edificio fue desmontado y cambiado de emplazamiento, quizás durante las obras de reforma de la N-340 en 1940. 
 Según el proyecto original la obra tambien debía incluir el escudo del Duque de Segorbe, sin embargo y sin que sepamos por que, solo se ven dos escudos del reino de Valencia.














martes, 25 de marzo de 2014

EL TORO IBÉRICO

  En 1923, estando el arqueólogo Manuel González Simancas realizando sus excavaciones en el castillo de Sagunto,  le llegaron noticias de un singular hallazgo arqueológico que se había producido en las afueras del pueblo. 
Según le comunica un operario de las excavaciones, en la cercana partida del Terrer había aparecido una estatua de una "leona". Esta había sido encontrada por los trabajadores de la cercana fábrica de ladrillos de Camarelles, situada junto a la estación del ferrocarril de Faura. El hallazgo se produjo cuando los obreros estaban cavando una zanja cercana a la fábrica para la extracción de arcilla. Allí, a metro y medio de profundidad había aparecido la escultura.

Chimenea de la antigua ladrillera de Camarelles.
  La estatua, que el arqueólogo identificó como íbera, representaba a un toro (y no a una leona) sentado sobre sus patas dobladas, sin que se conservara la parte inferior de la mandíbula ni tampoco los cuernos. Parece ser que cuando se encontró aún los tenía, pero que se rompieron al tirar con cuerdas de ellos los obreros  para intentar sacarla¹.
 El arqueólogo presa de curiosidad acudió al lugar a tiempo de evitar que el propietario de la fábrica vendiera el toro a un tratante de antigüedades, pues lo tenía expuesto ante la entrada de su empresa y en venta al mejor postor. Sin embargo González Simancas consiguió que la comisión de monumentos de la diputación provincial la requisara y que fuera trasladada a Sagunto, donde quedó expuesta en el teatro romano junto a otras antigüedades.

El toro en su primitivo emplazamiento en el teatro romano
 La escultura mide 76 cms de longitud por 53 de alto y está labrada en un solo bloque de roca caliza de la montaña del castillo². El toro está representado con las patas dobladas hacía dentro.
En el arte íbero prima la representación simbólica sobre el realismo, el resultado es una figura esquemática que impresiona por lo rígido y formal de su postura.
  En la cara aparecen grabadas unas líneas que  dibujan los ojos y los labios, los cuales están  entreabiertos, dejando ver los dientes.


 El toro de Sagunto pertenece a un tipo de esculturas ibéricas de toros en posición sentada, entre los que están, por ejemplo la llamada bicha de Bazalote, (un toro con cabeza humana), o el Torito de Porcuna (Jaén), datado entre los años 550 al 475 a.C. 
Sin embargo a diferencia de estos, el toro de Sagunto ni tiene cabeza humana como la bicha, ni es tan elaborado como el toro de Porcuna, siendo el de Sagunto mucho más sencillo, pues  no tiene trabajada la parte inferior del vientre y  el cuello es liso.



Otro elemento curioso del toro es que tiene trabajadas las fauces, de manera que enseña los dientes, como si hubieran intentando darle una falsa apariencia de ferocidad (de ahí que se le confundiera con un león). Esta representación enseñando los dientes es típica del arte funerario íbero, en el cual se solían situar imágenes de animales con las fauces abiertas como guardianes de la tumbas. Esto convierte al toro de Sagunto en una estatua singular, en primer lugar porque es la única aparecida tan al norte (todas las demás se concentran en el sur de la península y desde Alicante no ha aparecido ninguna otra estatua de un bóvido). Y también es muy llamativo el hecho de que eligieran representar a un toro y no a un león (que era lo más habitual) como guardián de una tumba.

Bicha de Bazalote, S. VI a.C

Toro de Porcuna S. V a.C.

  Otra cosa singular de esta escultura es que aún no ha podido ser fechada correctamente, pues su datación podría comprender un periodo que va desde el siglo V al III  a.C. 
La datación es un problema complejo pues la zona donde apareció era una cantera de arcilla, donde el terreno había sido muy revuelto. Por eso, aunque González Simancas constató la presencia de cerámica ibérica en las proximidades no pudo fecharla. 
  Las referencias que tenemos sobre el lugar donde apareció el toro es que se encuentra muy próximo a la montaña del Cabeçolet de Morvedre, una colina donde se ha encontrado restos de muros ibéricos y otros hallazgos como puntas de flecha o pondus (pesos de telar) lo que apunta a que esta podría haber sido una zona habitada en cuya necrópolis estaría la estatua. Este asentamiento íbero, además se encuentra en las proximidades del trazado de  la vía augusta, con lo que es posible que todo este espacio fuera muy transformado en época romana.
La arqueología ha venido a confirmar estas hipótesis. En el año 2008, cuando se realizaron las obras de desvío de la nacional 340, se realizó una intervención arqueológica en el sitio, en la cual se descubrieron varios estratos sucesivos: el más antiguo correspondía a una zona íbera, en la cual aparecieron muchos fragmentos de cerámica. Sobre la capa de ocupación íbera aparecieron restos de construcciones romanas que se han identificado como partes de una balsa y canales de riego pertenecientes una posible villa romana.  Esta era una finca agrícola situada a un cuarto de milla de Sagunto y que sería propiedad de alguna de las familias patricias del municipio romano. Por desgracia ambas capas aparecían en muchos sitios mezcladas y revueltas ya que toda esta zona fue roturada intensamente en el siglo XIX para plantar viñedos y posteriormente vuelta a roturar a principios del siglo XX para el cultivo de naranjos. De manera que seguimos sin saber mucho más acerca del entorno en el que apareció esta enigmática estatua.

¿Que ha sido del toro después de todos estos años?

 Si queréis verlo de cerca no tenéis más que acercaos al museo arqueológico de Sagunto donde se halla expuesto, la entrada es gratuita.

Notas:
1. La rotura de los cuernos al tirar de ellos los obreros de la fábrica es un rumor que no se ha podido confirmar.
2. Al poco de finalizar esta entrada unos historiadores de Faura y Benifairó de les Valls me hicieron notar que la piedra  no procede de la montaña de Sagunto ni de ninguna cantera conocida próxima, sin que me conste a día de hoy de donde procedería.






miércoles, 12 de marzo de 2014

El Museo Histórico-Militar de Sagunto.

Nada más entrar al castillo nos encontramos con este edificio con columnas situado subiendo una pequeña cuesta a la derecha. Se trata del antiguo museo histórico-militar y fue el primer museo arqueológico propiamente dicho que tuvimos en el pueblo.




Y digo el primer museo arqueológico como tal, porque anteriormente ya tuvimos otro recinto dedicado a albergar antigüedades, aunque no era un museo como hoy lo entendemos. 
A finales del siglo XVIII el médico e historiador local don Enrique Palos y Navarro convenció al alcalde para que le dejara usar una de las estancias del ayuntamiento para guardar allí los distintos restos arqueológicos que iban apareciendo por el pueblo. A esta habitación se la empezó a llamar en Sagunto "El cuarto de les pedres". Seguramente nuestros paisanos de entonces se preguntarían para que querría llenar una habitación de piedras viejas el señor médico. Gracias a la iniciativa de este personaje tan singular han llegado hasta nuestros días gran número de restos arqueológicos y es tanto lo que le debemos y lo que se podría contar de él que merece una entrada aparte en el blog. (Queda pendiente).


     No obstante tendremos que esperar hasta el siglo XX para tener un museo como tal en Sagunto. Exactamente en el año 1923, en el cual  llega otro personaje singular a nuestra ciudad: el arqueólogo Manuel González Simancas (1855-1942) Teniente Coronel de infantería y arqueólogo. Este señor venía de excavar las ruinas de Numancia y estaba convencido de poder hallar en Sagunto los restos de la ciudad que resistió al asedio de Anibal en el año 219 a. C.  Para ello se dispuso a excavar en varios puntos del castillo, centrándose sobre todo en la antigua plaza de armas, debajo de la cual encontró las ruinas del foro romano (aunque erróneamente creyó que se trataba de una fortaleza cartaginesa). 
   Como se ve en la foto de arriba, el aspecto que presentaba entonces la plaza de armas era completamente distinto al actual:  en la imagen  vemos como el terreno bajaba en pendiente desde la puerta de Almenara (desde donde está tomada la instantánea) hasta la antigua puerta del castillo (¡Con puente levadizo!), cuyo interior se puede ver en el centro de la foto. a la izquierda vemos unos edificios que corresponden a unos almacenes del siglo XIX que se encontraban encima del atrio de la basílica romana. Detrás de ellos la ermita del castillo y la casa del comandante en el lugar que hoy ocupa el museo. Detrás del muro que vemos a la derecha se encontraba un edificio llamado "la compañía" quizás por ser efectivamente los barracones de una compañía de la guarnición del castillo. Y fuera de la foto, al final de la pendiente que se ve a la derecha se hallaba la batería de Menacho, un baluarte de artillería del siglo XVIII. Todas estas edificaciones serán derribadas para  sacar a la luz las ruinas que estaban enterradas debajo.

  Las excavaciones de Simancas fueron un trabajo bastante arduo, en el cual se tuvo que ahondar hasta llegar a los cimientos de las ruinas (17 metros en el norte de la plaza), lo que implicó el uso de vagonetas y carros para transportar las grandes cantidades de  tierra que iban extrayendo.
  Nada más empezar las excavaciones, y ante la vista de los restos que iban saliendo a la luz (cimentaciones, columnas, pedestales, inscripciones, estatuas...etc) El ejercito decidió la construcción de un museo en el propio castillo donde ir colocando todos estos hallazgos y los que fueran saliendo. No olvidemos que hasta el año 1931 el Castillo será un acuartelamiento militar en uso y propiedad del ejercito. De ahí el nombre del museo: "histórico-militar". Por lo tanto se procedió a construir este edificio derribando para ello parte de la antigua casa del comandante, a fin de que estuviera situado lo más cerca posible de la puerta del castillo y que fuera de fácil acceso para futuros visitantes. Esta decisión se tomo en contra de la opinión del arqueólogo, el cual pensó (y con razón) que un emplazamiento tan próximo podía dificultar el desarrollo de las excavaciones. El tiempo le dio la razón cuando tres años más tarde salieron restos romanos frente a la puerta del castillo, la cual tuvo que se derruida y desplazada unos metros  hacia delante. Sin embargo, las ruinas que aparecieron siguen estando sin excavar en sus dos terceras partes porque el edificio del antiguo museo aun está encima de ellas. 

      Debido a que se tuvo que desplazar la puerta y excavar por debajo de ella, fue necesario abrir un nuevo acceso derribando parte de la muralla medieval, la cual discurría por donde está la actual cuestecilla que va desde la entrada hasta el museo. 
El edificio se construyó con hormigón armado aunque imitando la  forma de un templo romano, por lo que aun hay visitantes que lo toman por una autentica obra romana, ¡aunque se concluyó en 1925!

El Museo recién acabado, año 1925
En los años 50 se construyó un nuevo museo  fuera del castillo, junto al teatro romano y las vitrinas junto con casi todo el material expuesto se fueron trasladando allí. Este es el museo que la gente de mi generación hemos conocido y que tampoco existe en la actualidad, pues el tejado se derrumbó a principios de los 90 y tuvo que ser derribado. Es el edificio que se ve por debajo de la foto en blanco y negro del teatro y que en la actualidad es una explanada al lado de la plaza .

A la derecha el patio del museo, debajo del teatro.

   Posteriormente la consellería de cultura adquirió una casona medieval en el casco antiguo, que fue restaurada y habilitada, la casa del mestre Penya, actual museo arqueológico situado en la calle de la subida al castillo, el cual fue inaugurado el año 2007. Este museo es moderno y funcional, aunque increíblemente pequeño ante la cantidad (y calidad) del fondo museístico, el cual está en su mayor parte en distintos almacenes distribuidos por el pueblo.
Casa del mestre Penya.

¿Y que es del museo Histórico militar hoy?
En la actualidad se halla reducido a ser un simple almacén de los trabajadores del castillo sin ningún tipo de uso museístico, excepto las pocas piezas que se encuentran expuestas (o abandonadas) en su atrio.

Pedestal con inscripción casi ilegible

Pavimento romano de la curia
Obuses franceses de la guerra de la independencia
Piedras de molino
Bases de las columnas del templo




       
 En la actualidad da un poco de pena por no decir rabia ver como los niños y los excursionistas varios utilizan estos restos arqueológicos como asiento, intentan levantar los obuses como si fuera una atracción de feria, o se suben a los restos de  columnas de más de dos mil años de antigüedad para hacerse fotos, todo eso ante la desidia de una administración que destina cero euros a la señalización de itinerarios, rutas, adecuación del recinto, contratación de personal, mantenimiento, restauración ...etc, etc y un infinito y triste etc. 





El escudo del cuerpo de ingenieros del ejército preside el antiguo museo

martes, 4 de marzo de 2014

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martes, 25 de febrero de 2014

LA IGLESIA DEL SALVADOR

  El arrabal del Salvador de Sagunto, o como le llamamos en el pueblo: "El Raval" es un barrio que apareció ya en época romana fuera de las antiguas murallas, en un punto donde se cruzaban tres caminos: la vía Augusta, que desde Valencia entraba en el pueblo, uno de sus ramales que desde Sagunto partía hacia Teruel, el actual Camino Real, (hoy una calle más del pueblo, pero que en origen fue un camino que bordeaba la muralla), y por último el camí de la mar: el camino que une Sagunto con el puerto romano del Grao Vell.  En época islámica esta zona recibirá el nombre de rawal  o arrabal, (raval en valenciano) que quiere decir barrio situado fuera de las murallas, convirtiéndose por su posición en una zona comercial donde abundarán hostales y tiendas que atendían a los viajeros.


  El corazón de este barrio lo constituye la iglesia del Salvador, la cual es la más antigua del pueblo. Su construcción data de 1248, apenas diez años después de la conquista cristiana de la ciudad por las huestes de Jaume I.

 Esta iglesia pertenece a un estilo arquitectónico típico de Valencia: el llamado gótico de conquista, el cual conserva muchos elementos del románico. Se trata de un estilo  arquitectónico muy simple en el cual se construyen  iglesias muy sobrias, debido a que los conquistadores cristianos necesitan edificar templos nuevos en poco tiempo para satisfacer las necesidades espirituales de los pobladores cristianos que se están estableciendo en los territorios recién conquistados a los musulmanes. Estás prisas que se dan para acabar los edificios originara un tipo de iglesias muy sencillas, de una sola planta y con el tejado generalmente a dos aguas. Cerca de Sagunto tenemos otros ejemplos de este estilo arquitectónico como son la iglesia de la Sangre en Onda y la tambien iglesia de la sangre en Liria.

Iglesia de la Sangre, Liria








Interior de la Iglesia de la Sangre, Onda.

En el gótico de conquista se opta por soluciones arquitectónicas simples, como el tejado a dos aguas sobre arcos en vez de las cúpulas, pues los constructores tienen prisa por acabar para seguir edificando nuevas iglesias según van conquistando territorios a los musulmanes.
Sin embargo la iglesia del Salvador es muy curiosa por varios motivos:



  En primer lugar llama la atención la sencillez de su pórtico: un arco de tipo románico algo pasado de moda en un iglesia gótica. Arriba de el se encuentra un medallón circular con una imagen que en la actualidad está demasiado deteriorada para que se pueda interpretar a quien o que representa. A ambos lados de este medallón hay dos canecillos o soportes de piedra que debieron sujetar un porche de madera que cobijaba a los feligreses. 

Pero lo que más capta la atención es la diferencia entre los sillares de la parte inferior de la iglesia y los del resto del edificio. Estos sillares son mucho más grandes y seguramente provendrían de monumentos romanos reutilizados en su construcción. No olvidemos que la vía Augusta pasaba por delante de la fachada y que en torno a ella se encontraba la necrópolis romana.






A la derecha se ven los sillares antiguos mucho más grandes

Fragmento romano reutilizado en la esquina norte.


Otra aspecto interesante es el corte que marcan dos lineas que se pueden ver claramente inscritas en la sillería de la fachada, entre la zona inmediata a la entrada y el resto del frente, diferenciando lo que parecen ser dos fases de construcción.

Hay marcadas dos lineas verticales a ambos lados de la fachada

   A este respecto hay que apuntar varias cosas:  según el historiador Chabret a finales del S.XIX se podía ver en el medallón una imagen de San Juan bautizando a Jesús. Parece ser que El Cid, tras conquistar la ciudad en 1098 mandó construir una iglesia dedicada a San Juan Bautista. Así, cabe la posibilidad de que la iglesia del Salvador esté construida sobre una iglesia románica más antigua, a la cual corresponderían el arco de la entrada, el medallón y los soportes del antiguo porche. Las excavaciones realizadas en la restauración de la iglesia en 1992 sacaron a la luz los cimientos de dos muros que se extienden paralelos a estas lineas de corte en la fachada por debajo del suelo actual, lo cual podría confirmar esta hipótesis, aunque estos muros no se han podido datar todavía.

Otra cosa que llama mucho la atención es la sencillez de su interior:  un tejado a dos aguas aguantado por tres arcos. El techo de madera original era un artesonado mudéjar de gran belleza que fue vendido por el párroco a principios del siglo XX. De él solo se conservan unos pocos fragmentos en el museo de Historia de Valencia y en diversos museos de París y Londres. Parece ser que casi todo pasó a manos de particulares. 
  Como nota curiosa a ambos lados de estos arcos se ve como comienza el tendido de varios nervios que habrían de cruzarse formando cúpulas. Sin embargo esto no es así y solo se entrecruzan en el ábside,  el resto de  los nervios están truncados, como si en un principio se hubiera pensado en cubrir todo el techo con cúpulas y a ultima hora se hubiera optado por cerrar la iglesia con el actual tejado a dos aguas, que es una solución más rápida y sencilla.



Nervios truncados
   Estos nervios si que están completos en el primer tercio de la iglesia, formando la cúpula que cierra el ábside, frente al altar.
¿Por qué están estas cúpulas sin acabar? Sobre esto cabe dos posibilidades:
- o nunca se acabaron.
- o fueron acabadas y luego destruidas.

  Esta última posibilidad sería muy remota si no fuera porque se conserva un documento firmado por el Rey Pedro IV de Aragón ( Pere el Cerimoniós), ordenando la destrucción de la iglesia del Salvador de Morvedre. ¿Como es esto posible?

  En  1354 Pedro I El cruel  de Castilla declaró la guerra a Pedro El  Ceremonioso de Aragón. Es la llamada guerra de los dos Pedros. Uno de sus episodios fue la conquista de Sagunto por las tropas castellanas en 1363. La ciudad permanecerá en poder del rey castellano hasta el 14 de Septiembre de 1365 en que será reconquistada por el monarca aragonés. Esta reconquista le costó Dios y ayuda, porque los soldados castellanos se hicieron fuertes en el tejado y campanario de la iglesia del Salvador, y desde allí lanzaban flechas a los soldados aragoneses,  los cuales finalmente tomaron la iglesia aunque a costa de sufrir numerosas bajas.
 Debido a este episodio, el Rey publicó un edicto por el cual prohibía  toda nueva construcción en el arrabal del Salvador para que no pudiera servir de refugio al enemigo y asimismo ordenaba la demolición de la iglesia.
   Obviamente esta demolición nunca se llevó a cabo, seguramente fue una decisión "en caliente" que alguien le aconsejó meditar, pues habría sido un sacrilegio y un conflicto con las autoridades eclesiásticas impensable para la época. No obstante no es descabellado pensar que este derribo pudiera haberse iniciado por la parte más alta de la iglesia, desmontando su tejado hasta que llegó la orden de parar. Así, la pregunta sobre si las bóvedas están inacabadas o destruidas sigue siendo un misterio.


Donde si están las nervaduras acabadas es en la cúpula del ábside del altar mayor.
 El altar actual data de los años 50, el original junto con un retablo churrigueresco fueron destruidos durante la guerra civil, cuando la iglesia fue asaltada por milicianos anarquistas. También fue destruida la barandilla de marmol jaspeado que rodeaba el altar y que provenia de un monumento funerario romano hallado ceca de la iglesia en el siglo XVIII.
 Donde se juntan los nervios hay una pieza redonda  que forma la clave de la bóveda y que representa a Cristo Pantocrator.

La clave con imagen del Cristo Pantocrator






Entre los siglos XVII a XIX a la iglesia se la añadieron las dos capillas laterales que tiene ahora y se construyó la casa parroquial al lado, a la vez que el terreno situado detrás de la iglesia y que había albergado el cementerio fue edificado. De tal manera que la iglesia quedo encajonada por tres de sus cuatro lados entre construcciones modernas que desvirtuaban su forma original. También, al igual que la Iglesia de Santa María, su interior fue completamente cubierto con estuco blanco.


Mi Suegro Eusebio Almenar tocando la clave en 1948


En 1948 se decidió eliminar todo el estuco que cubría el interior de la iglesia, dejando al descubierto los sillares, a la vez que se rejuntaron estos con argamasa,  obra que realizó mi suegro, el contratista  D. Eusebio Almenar y de la cual siempre se ha sentido especialmente orgulloso. Observese en la foto las medidas de seguridad de la época:  andamios de maderos atados con cuerdas, ausencia total de arneses, cascos , etc.  

  En 1991 se acometió la última y más completa restauración de la iglesia: Se derribó la antigua casa parroquial, lo que permitió dejar exenta la iglesia y recuperar parte de su aspecto original, se excavó en su interior descubriendo los restos de la iglesia románica antes mencionada y se descubrió una cripta subterránea con restos de enterramientos, así como fragmentos de material funerario romano, cerámica, etc.
Tengo pendiente una entrevista con el párroco para acceder a la cripta, así que un día de estos habrá una entrada sobre ella.
Hasta pronto.

Se ha recuperado  parte del espacio del antiguo cementerio

El arco cegado que unía la iglesia con la casa parroquial.












Una lapida medieval recuperada en el entorno de la cripta.