jueves, 10 de abril de 2014

SAGUNTO Y LA GUERRA DE LAS GERMANÍAS: LA CRUZ DE LA VICTORIA.

   Yendo de Sagunto hacia Almenara, se encuentra un pequeño monumento que antiguamente estuvo junto a la carretera nacional y que hoy se haya un poco más retirado, junto a una vía de servicio debido a un desvío reciente de la nacional 340.
  Se trata de una cruz de piedra levantada sobre una pequeña capilla de base triangular, y se conoce como la cruz de la victoria, pues se construyó para celebrar la victoria en una batalla que tuvo lugar en este punto el 18 de Julio de 1521.



   Esta batalla se produjo durante la guerra de las germanías, un conflicto que levanto en armas toda Valencia durante el reinado de Carlos I de España y V de Alemania. El reinado de este monarca, el  más poderoso que ha habido en Europa, no fue precisamente tranquilo. Casi desde el principio hubo de hacer frente a tres conflictos: la revuelta de los comuneros en Castilla, la reforma luterana en Alemania y las guerras de religión que este cisma originó y la guerra de las germanías en Valencia. Todo esto prácticamente al mismo tiempo.
Nos vamos a centrar en el conflicto de las germanías que es el que más nos toca de cerca.

Carlos I de España y V de Alemania
Las Germanías fue un conflicto que tuvo lugar en los reinos de Valencia y en menor medida en Mallorca entre los años 1520 y 1522. Se trató de una revuelta de carácter gremial y popular contra la nobleza.
 En esta época en Valencia se conjugan varios factores que propiciaran el estallido del conflicto: la estructura gremial tradicional está perdiendo fuerza frente a la pujanza de comerciantes extranjeros, aumentan los impuestos, los ataques de los piratas berberiscos a nuestras costas son continuos...etc. Todo esto irá generando una gran tensión social. Finalmente  una peste azotó Valencia en 1519, lo que provocó que el virrey-gobernador, junto con el resto de autoridades y nobles abandonaran la ciudad y se refugiaran en el campo. Al mismo tiempo, se extendió el rumor por la ciudad de que era inminente una invasión berberisca. Ante el vacío de poder causado por el abandono de los nobles, la población de la capital decidió organizarse por su cuenta. Así, echaron mano de una ley foral promulgada por Fernando el Católico, que daba permiso a las ciudades para organizar milicias en caso de ataque musulmán. Cada gremio de la capital nombró a un representante, los cuales constituyeron una junta de gobierno llamada los trece (por ser este el número de los gremios) que decidieron reclamar el gobierno de la capital en nombre de una hermandad (Germania en valenciano) formada por todos los ciudadanos. La junta de los trece redactó un acta de constitución y se la mandó al Rey. Este hecho es muy importante, porque durante todo el conflicto los agermanats, por haber reclutado sus tropas conforme a derecho y por haberlo comunicado debidamente al Rey se verán a si mismos como leales súbditos, mientras que los nobles para ellos serán los auténticos traidores, por haber huido de Valencia y haberlos abandonado frente a este supuesta invasión musulmana.
 Al mismo tiempo que los trece mandaban esta carta al Rey, el cual se hallaba en su coronación como emperador de Alemania en Aquisgrán, el gobernador de Valencia le mandó otro mensaje instándole a venir corriendo a Valencia a jurar los fueros para apaciguar los ánimos de la población. Carlos I, sin embargo no vino y sustituyó este gesto simbólico (que tanta sangre podía haber ahorrado) por limitarse a promulgar un edicto prohibiendo el uso de las armas, edicto que nadie cumplió. Así pues, la revuelta se fue extendiendo por todas las ciudades del reino, donde se fueron creando germanias de juntas gremiales a semejanza de Valencia. Rápidamente se unieron Játiva y Sagunto y a continuación otras muchas.

  En 1520  la revuelta adquiere tambien un profundo carácter anti-islámico. La población musulmana local, (los moriscos), eran aliados de los nobles, los cuales les protegían frente a los ataques de la plebe cristiana. Esta protección era interesada: los moriscos eran agricultores y artesanos cualificados, cultivaban las tierras de la nobleza y les pagaban grandes sumas de dinero en concepto de impuestos. En esta época atacar a los musulmanes no es solo atacar al enemigo de otra religión, sino tambien atacar una importante fuente de ingresos de la nobleza. Así, la morería de Valencia será asaltada y los moriscos que no son asesinados son bautizados a punta de cuchillo. En Sagunto la situación se complicará con un pleito por los derechos de riego entre los vecinos de la villa y los agricultores de los pueblos de la Baronía (casi todos musulmanes). En este año las tropas agermanadas saguntinas realizarán incursiones de saqueo en Alfara y Torres-Torres, en las que se cobran tributos a la fuerza a los moriscos e incluso llegan a talarse campos y se cometen asesinatos .

Conversiones forzosas de moriscos


   La población morisca pidió la ayuda del duque de Segorbe: el infante Don Enrique, descendiente de los reyes de Aragón, el cual exigió a los jurados de la villa el fin de estos actos violentos y que los pleitos se solucionaran por la vía legal. Como es de imaginar esta intervención en favor de los musulmanes fue vista por los sublevados de Sagunto como una nueva traición de la nobleza y la situación desemboca en una abierta rebeldía contra la autoridad del Duque. La ciudad será ocupada por tropas agermanadas procedentes de la capital el 20 de Julio de 1520. La guarnición del Castillo no obstante, permanecerá leal al duque por lo que tras largas e infructuosas negociaciones las tropas agermanadas tomarán al asalto la fortaleza el día 25 de junio de 1521. Todos los defensores serán pasados a cuchillo excepto los pocos que escaparon descolgándose por la muralla. El resto se refugiaron en la capilla, pensando que los asaltantes respetarían el recinto sagrado, pero todos son asesinados y tan solo el alcaide de la fortaleza es perdonado porque el párroco de la iglesia de Santa María interpone el sacramento entre él y las espadas.
Las tropas que habían asaltado el castillo de Sagunto continuaron la marcha hacia el norte mandadas  por el Capitán rebelde Estellés. Su intención era conquistar el castillo de Morella, pero el día 4 de julio de 1521 las tropas del duque los interceptan a la altura de Oropesa , donde les infligieron una gran derrota, matando a gran número de ellos. El propio Estellés será capturado y ejecutado en Castellón a los pocos días.



Escudo de armas del ducado de Segorbe
Tras enterarse del triste fin de Estellés, los agermanados de Sagunto deciden marchar contra las tropas del duque pero necesitan refuerzos de la capital. El gobierno de los 13, sin embargo era partidario de buscar una salida negociada al conflicto. Como no se deciden a intervenir, un vecino de Sagunto recurre a un ardid.
  Este individuo había encontrado los cadáveres de dos niños que se habían ahogado mientras se bañaban en la acequia mayor, les desfigura la cara a cuchilladas, los carga en un carro y los lleva a Valencia, entrando en la ciudad pregonando que habían sido las tropas moras del duque de Segorbe los que habían matado y mutilado a las criaturas. Esto generará un clamor popular: la muchedumbre se arremolinará entorno a la sede municipal exigiendo venganza. Así, el día 16 de julio y con la senyera al frente, saldrá desde Valencia  un contingente de cinco mil hombres, casi todos a pie y con escasa artillería, a ellos se unirán agermants de los pueblos por los que van pasando en su marcha hacia Sagunto.


  Mientras tanto, el duque se encuentra en la cercana población de Almenara, con un contingente de 1500 infantes y 110 jinetes,(eran  muchos menos hombres, aunque mucho mejor preparados y armados). Sus oficiales le aconsejan una retirada táctica hacia Vila-real, pero el joven duque (ya no era el infante Enrique sino su hijo Alfonso de 19 años) considera indigna una retirada y ordena un ataque frontal.
  El jueves 18 de julio de 1521 salen de Sagunto ocho mil soldados agermanados entre los vítores de la población. El capitán que los manda: Joan Sisó, confía tanto en la victoria que ordena partir antes de que se repartiera el desayuno, confiando en que sus tropas habrían entrado en Almenara a la hora del almuerzo.
A la salida de Sagunto Sisó divide las tropas en tres columnas: una debía marchar hacia Almenara por la costa, otra por la carretera y la tercera por el camino de les Valls para atacar la retaguardia de los nobles desde allí. El duque mientras tanto había enviado exploradores a caballo que le informan de los movimientos del enemigo. Don Alfonso dividió tambien sus tropas en tres columnas, lanzando la caballería mora contra  el ala que marchaba hacia los Valles.
 Mientras los agermanados persiguen y acorralan a los moriscos (matando a gran número de ellos) la élite de su caballería y arcabuceros atacan la columna central de los agermanados, haciéndoles retroceder y abandonar su escasa artillería, la cual queda en poder del duque.
Una vez han hecho retroceder hacia Sagunto a la columna central, los del duque se lanzan en persecución de la que había salido detrás de  la caballería mora, acorralándolos en la cima de la colina del corbs, donde resistirán hasta las tres de la tarde sin comida ni agua y completamente extenuados, cuando los supervivientes se rendirán. La tercera columna, la que marchaba por la costa, a la vista del desastre regresa al pueblo sin entrar en combate.

   Las consecuencias de la batalla serán terribles: el Capitán Sisó es acusado de haber realizado el alarde de partir sin desayunar por ser un traidor y un espía del bando nobiliario, con lo que tiene que huir de la ciudad y refugiarse en el convento del Valle de Jesús en Puzol, donde será detenido por los de Sagunto y ejecutado en la plaza mayor.
Al mismo tiempo la junta de los trece cada vez ve más difícil una victoria armada y se empiezan a oír cada vez más voces partidarias de una salida negociada. La burguesía valenciana veía con miedo el giro tan radical y populista que el movimiento agermanado estaba tomando con lo que en 1922 la guerra se puede dar por concluida tras la entrada de las tropas reales en Valencia el día  3 de Marzo y la captura y ejecución de Vicente Peris, el último líder agermanado. En mayo se rendirán Játiva y Alzira, las últimas ciudades rebeldes y se iniciará un periodo de represión en el cual la Virreina Doña Germana de Foix dictará mas de 800 condenas de muerte.

De todos estos sangrientos sucesos tenemos como recuerdo la cruz de la victoria , el monumento que conmemora el triunfo de las tropas realistas en aquella jornada.


En un principio se situó una cruz de madera en el centro aproximado de donde se produjo la batalla, la cual debido a su deterioro, fue sustituida por un monumento de piedra mandado construir por el Consell de la ciudad de Valencia en el día 21 de junio de 1542. La obra se concluyó en marzo de 1543.





El monumento tiene forma de prisma triangular rematado por una cruz que tampoco es la original, de tipo renacentista y que no se ha conservado. (No he encontrado ninguna información todavía de esta cruz ni de cuando fue sustituida o repuesta). 
  En la cara del prisma que mira al este se abre un arco que originalmente contenía una capillita con dos bancos de obra a los lados. Esta capilla central fue tapiada en los años 80 por ser un lugar habitual que utilizaban los indigentes para dormir y en su lugar se colocó una placa conmemorativa de la derrota agermanada.





En los otros dos lados de la capilla triangular se encuentran grabados sendos escudos coronados de Valencia. Estos sillares  que se pueden ver en la foto, junto con todos los demás están numerados. Esto, según el historiador Santiago Bru i Vidal se debe a que el edificio fue desmontado y cambiado de emplazamiento, quizás durante las obras de reforma de la N-340 en 1940. 
 Según el proyecto original la obra tambien debía incluir el escudo del Duque de Segorbe, sin embargo y sin que sepamos por que, solo se ven dos escudos del reino de Valencia.














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