lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS CISTERNAS DEL CASTILLO (I)

   Pozos, cisternas, aljibes...Son los nombres que se suelen dar a los sistemas tradicionales de almacenamiento de agua que podemos encontrarnos en el castillo. Estos no son sino intentos de atender a las necesidades vitales de sus habitantes.  No hay que olvidar que la fortaleza ha estado en uso de manera prácticamente ininterrumpida desde el siglo V a.de C hasta 1931. Además, en época íbera y durante la primera época Romana (hasta el S.I d.C) contuvo además una acrópolis, es decir fue fortaleza y a la vez población amurallada. Esto suponía que mucha gente necesitaba beber, asearse, lavar la ropa...etc. Para solucionar el problema de abastecimiento de agua potable los moradores del castillo tuvieron que tener en cuenta tres factores: El primero de ellos es que Sagunto se  encuentra en una zona de clima mediterraneo en la cual, si bien los otoños e inviernos pueden ser lluviosos, los veranos son especialmente secos y calurosos. El segundo factor es la altitud a la que se encuentra el castillo: incluso para los arquitectos romanos, especialistas en obras colosales, construir un acueducto que lo abasteciera  habría significado levantar arcos de más de 170 metros de altura, por lo tanto esta opción quedó descartada. El tercer factor es, además de la altitud, la composición geológica de la propia montaña, que es un gran afloramiento de roca caliza, por lo tanto excavar un pozo hasta llegar a la capa freática es sencillamente imposible.

Cisterna de la plaza de armas


 Por lo tanto la única opción que quedaba era aprovechar la escasa agua de lluvia y almacenarla. Así las cisternas más antiguas del castillo son las que conservamos de la antigua acrópolis íbera. Se tratan de oquedades excavadas en la roca, aprovechando las propiedades impermeables de la caliza. Estos agujeros estaban originalmente cubiertos por grandes losas de piedra, generalmente de rodeno, que es una piedra arenisca muy fácil de tallar (aunque casi todos estos recubrimientos se han perdido).
  Todas las cisternas estaban originalmente tapadas, ya sea por una cubierta o por estar debajo de tierra, ya que es de vital importancia para la conservación del agua que no le llegue la luz del sol, ya que se evapora y además se llena de microorganismos y algas.



Cisterna íbera de la plaza de Almenara.



 
  Los romanos conservarán y ampliarán este sistema de cisternas. Así, la cisterna íbera de la plaza de Almenara presenta restos de haber sido levantada por un lado mediante la construcción de un murete y de haber sido recubierta con mortero, obras que posiblemente llevaron a cabo los romanos.  Pero estos, a parte de conservar  las cisternas anteriores edificaron muchas más. Casi todas las cisternas romanas que conservamos, son  obras muy sólidas  construidas utilizando dos tipos de cemento: el opus caementicium en el exterior que es una mezcla de mortero de arena y cal con trozos de roca añadidos, formando una especie de primitivo hormigón. Y para el recubrimiento interior usaban una mezcla llamada opus signinium, que consistía en añadir al mortero fragmentos machacados de ladrillo, lo cual lo vuelve impermeable.
Estas obras son tan sólidas que conservamos in situ restos de estos cementos romanos incluso, muchos siglos después de que las cisternas hayan sido destruidas, por lo que sabemos donde se encontraban originalmente aunque ya no conservemos los depósitos íntegros.
Cisterna romana, plaza de Almenara
Cisterna romana, plaza de Almenara














   Estas dos cisternas Romanas que vemos en las fotos están situadas ambas en la plaza de Almenara. El opus caementicium es la obra exterior que forma los muros y el opus signinium es lo que recubre el interior. Ambas cisternas estuvieron originalmente recubiertas de sendas cúpulas construidas tambien con opus caementicium que no se conservan.
Pero aparte de estos pequeños depósitos los romanos cuando  construyeron el foro en el S. I a.de C, edificaron tambien varias grandes cisternas situadas en los subterráneos de la plaza. Una de ellas sería transformada siglos más tarde en una mazmorra, las llamadas "leoneras" del castillo. (Ver entrada).
 En la próxima entrega de este blog me ocupare de estas grandes obras monumentales que duermen el sueño del olvido por debajo de los pies de los visitantes y seguiremos viendo como las civilizaciones posteriores se las idearon para garantizar el suministro de agua a los pobladores de la fortaleza.



5 comentarios:

  1. ¿Durante cuánto tiempo se podía conservar agua potable en una de estas construcciones?

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  2. Todo el tiempo que fuera necesario, aunque lo normal es limpiar el fondo cada vez que se quedan vacías, una vez al año o cada pocos, tal y como se sigue haciendo en los aljibes de las casas particulares.

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  3. ¿En serio? ¿No se llenaban de insectos y gérmenes?

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  4. Desde luego que no, al igual que ahora. En la caseta que tienen mis suegros en la montaña tienen un aljibe y seguimos usando el agua, al igual que mucha gente en Sagunto.

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  5. No me creo el argumento... el agua estancada es fuente de enfermedades, ..., y los romanos conocían el valor del agua corriente de calidad... si vivían en el recinto amurallado la cantidad de agua diaria hace impensable suministrarse sólo de agua de lluvia ¿cómo subían los romanos el agua al castillo?

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