martes, 24 de diciembre de 2013

FELICES FIESTAS

   Desde este blog os deseamos a todos los que nos seguís, visitáis o simplemente curioseáis por la web unas felices fiestas y un prospero año nuevo. Un servidor se va a pasar estos días dando cuenta de este regalo que me han dejado los reyes con adelanto: Una crónica de la defensa del castillo de Sagunto durante el asedio que sufrió a manos del ejercito napoleónico en 1811. Una oportunidad para ponernos al día sobre uno de los momentos más importantes de la historia de Sagunto, ademas escrito por uno de sus protagonistas: El Brigadier Luis María Andriani y Escofet, comandante de las tropas españolas que lo defendieron tan valientemente desde el 23 de septiembre al 26 de octubre de 1811.



lunes, 16 de diciembre de 2013

LAS CISTERNAS DEL CASTILLO (I)

   Pozos, cisternas, aljibes...Son los nombres que se suelen dar a los sistemas tradicionales de almacenamiento de agua que podemos encontrarnos en el castillo. Estos no son sino intentos de atender a las necesidades vitales de sus habitantes.  No hay que olvidar que la fortaleza ha estado en uso de manera prácticamente ininterrumpida desde el siglo V a.de C hasta 1931. Además, en época íbera y durante la primera época Romana (hasta el S.I d.C) contuvo además una acrópolis, es decir fue fortaleza y a la vez población amurallada. Esto suponía que mucha gente necesitaba beber, asearse, lavar la ropa...etc. Para solucionar el problema de abastecimiento de agua potable los moradores del castillo tuvieron que tener en cuenta tres factores: El primero de ellos es que Sagunto se  encuentra en una zona de clima mediterraneo en la cual, si bien los otoños e inviernos pueden ser lluviosos, los veranos son especialmente secos y calurosos. El segundo factor es la altitud a la que se encuentra el castillo: incluso para los arquitectos romanos, especialistas en obras colosales, construir un acueducto que lo abasteciera  habría significado levantar arcos de más de 170 metros de altura, por lo tanto esta opción quedó descartada. El tercer factor es, además de la altitud, la composición geológica de la propia montaña, que es un gran afloramiento de roca caliza, por lo tanto excavar un pozo hasta llegar a la capa freática es sencillamente imposible.

Cisterna de la plaza de armas


 Por lo tanto la única opción que quedaba era aprovechar la escasa agua de lluvia y almacenarla. Así las cisternas más antiguas del castillo son las que conservamos de la antigua acrópolis íbera. Se tratan de oquedades excavadas en la roca, aprovechando las propiedades impermeables de la caliza. Estos agujeros estaban originalmente cubiertos por grandes losas de piedra, generalmente de rodeno, que es una piedra arenisca muy fácil de tallar (aunque casi todos estos recubrimientos se han perdido).
  Todas las cisternas estaban originalmente tapadas, ya sea por una cubierta o por estar debajo de tierra, ya que es de vital importancia para la conservación del agua que no le llegue la luz del sol, ya que se evapora y además se llena de microorganismos y algas.



Cisterna íbera de la plaza de Almenara.



 
  Los romanos conservarán y ampliarán este sistema de cisternas. Así, la cisterna íbera de la plaza de Almenara presenta restos de haber sido levantada por un lado mediante la construcción de un murete y de haber sido recubierta con mortero, obras que posiblemente llevaron a cabo los romanos.  Pero estos, a parte de conservar  las cisternas anteriores edificaron muchas más. Casi todas las cisternas romanas que conservamos, son  obras muy sólidas  construidas utilizando dos tipos de cemento: el opus caementicium en el exterior que es una mezcla de mortero de arena y cal con trozos de roca añadidos, formando una especie de primitivo hormigón. Y para el recubrimiento interior usaban una mezcla llamada opus signinium, que consistía en añadir al mortero fragmentos machacados de ladrillo, lo cual lo vuelve impermeable.
Estas obras son tan sólidas que conservamos in situ restos de estos cementos romanos incluso, muchos siglos después de que las cisternas hayan sido destruidas, por lo que sabemos donde se encontraban originalmente aunque ya no conservemos los depósitos íntegros.
Cisterna romana, plaza de Almenara
Cisterna romana, plaza de Almenara














   Estas dos cisternas Romanas que vemos en las fotos están situadas ambas en la plaza de Almenara. El opus caementicium es la obra exterior que forma los muros y el opus signinium es lo que recubre el interior. Ambas cisternas estuvieron originalmente recubiertas de sendas cúpulas construidas tambien con opus caementicium que no se conservan.
Pero aparte de estos pequeños depósitos los romanos cuando  construyeron el foro en el S. I a.de C, edificaron tambien varias grandes cisternas situadas en los subterráneos de la plaza. Una de ellas sería transformada siglos más tarde en una mazmorra, las llamadas "leoneras" del castillo. (Ver entrada).
 En la próxima entrega de este blog me ocupare de estas grandes obras monumentales que duermen el sueño del olvido por debajo de los pies de los visitantes y seguiremos viendo como las civilizaciones posteriores se las idearon para garantizar el suministro de agua a los pobladores de la fortaleza.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL SAGUNTO QUE YA NO EXISTE: 1. El Monumento a la Paz

  He decidido iniciar una serie de entradas destinadas a recordar monumentos antiguos que desgraciadamente ya no conservamos.  La idea me vino tras escribir la última entrada dedicada al Circo, y de como lo perdimos de manera tan absurda.  Pero, aunque creo que es muy triste que ya no los tengamos, intentaremos recordarlos con nostalgia, más que regodearnos en su desaparición, (afortunadamente aun quedan muchas cosas dignas de ver y leyes que protegen el patrimonio arqueológico). De manera que os propongo que hagamos un paseo por la nostalgia mirando hacia atrás con cariño pero sin ira por todo lo que tuvimos y desgraciadamente ya no podemos ver.


EL MONUMENTO A LA PAZ.

  Aun es frecuente oir a la gente mayor del pueblo refiriéndose a un espacio físico llamado "el monumento". Así, se les puede escuchar diciendo cosas como "tenía un huerto por el monumento", o "ha habido un accidente en la carretera, donde el monumento"...etc. Esto es recuerdo de un monumento que en realidad existió y que estaba situado en un lugar muy concreto a la Entrada de Sagunto. Este lugar tiene tambien una curiosa historia relacionada con un suceso que aconteció en Sagunto en 1874, en tiempos de la primera república.

Antonio Cánovas del Castillo , último
 presidente de la primera república española
En este época la república estaba atravesando un periodo muy difícil, tras la tercera guerra carlista, las sublevaciones cantonales y el inicio de las luchas independentistas en Cuba. Así, eran muchos los que veían con buenos ojos la restauración de la monarquía, sobre todo los sectores más conservadores de la sociedad: el ejercito, la burguesía y el clero. Uno de los partidarios más destacados del ideario monárquico era paradójicamente el presidente de la república: Cánovas del Castillo, partidario de una monarquía parlamentaria según el modelo inglés. Sin embargo Cánovas desconfiaba de estos sectores excesivamente conservadores, pues el quería que la vuelta de los Borbones fuera un deseo compartido por toda la nación.
Gral. Arsenio Martínez Campos (1831-1900)

 Sin embargo uno de los generales monárquicos no quiso esperar a que esta situación de consenso se produjera y decidió tomar la iniciativa. El general Martínez Campos, harto de esperar, se traslada a la provincia de Valencia, concretamente a Sagunto, donde la monarquía tenía muchos partidarios. De este modo el día 29 de Diciembre de 1874 el General baja del castillo al frente de los soldados de la guarnición y tras cruzar el pueblo desfilando entre aclamaciones se dirige hasta el cruce de la carretera de Barcelona con la de Zaragoza. Allí se les une un regimiento de caballería que había venido desde Segorbe. El general Martinez Campos ordeno a los soldados formar en cuadro y pronunció un discurso, tras el cual proclamó la reinstauración de la monarquía y la devolución del trono de España a su heredero, el príncipe Alfonso, hijo de Isabel II, proclamándolo rey bajo el nombre de Alfonso XII.  A los pocos días el rey llegará a España desde su exilio y será coronado en Madrid.


Este hecho tendrá consecuencias en la historia de Sagunto. La primera de ellas es que en atención a que habíamos sido el primer pueblo español en reconocerlo como rey, el monarca aceptará la petición que le hace el ayuntamiento, solicitando que se le devolviera el antiguo título de ciudad que habíamos perdido en la edad media.

"A petición del Ayuntamiento en enero de 1875

S.M. El Rey D. Alfonso XII

dio el siguiente Decreto:

En consideración a los gloriosos hechos

que registra en su historia la M.I y L. Villa de Sagunto
y al mérito que recientemente ha contraído
reconociendo y proclamando la primera
mi legitimo derecho como rey de España
vengo en otorgarle merced del título de Ciudad
que disfrutó antiguamente
y que de palabra le ofrecí a mi tránsito por ella.
Dado en el Real Sitio de El Pardo
a tres de marzo de mil ochocientos setenta y cinco.
El Ministro de la Gobernación 
                                                            
Francisco Romero y Robledo”.


Para conmemorar estos hechos, en 1876 el ayuntamiento decidirá construir un monumento en el mismo lugar  donde se produjo la proclamación: en el cruce de las carreteras nacionales de Valencia a Barcelona y la de Sagunto-Burgos. Sin embargo el monumento no se erigiría hasta 1927, sufragado entre la diputación provincial, el ayuntamiento y suscripción  popular.  El monumento se dedicó a la Paz, pues celebraba tanto el regreso de la monarquía como el fin de las guerras carlistas.

Atención a las cuatro cabezas de león que hay a los pies del "ángel" ,están arriba.
   El monumento tenia 30 metros de Altura. Consistía en un gran pedestal  cuadrado de sillería rematado por una estatua de 7 metros representando a La Paz elevando una corona de Laurel, símbolo de la victoria. A los pies de esta figura alegórica había cuatro cabezas de león, una en cada esquina, representando la guerra vencida  a los pies de la paz.
Paradójicamente, fueron pocos los años de paz que  este monumento conoció. En 1937, durante la guerra civil será dinamitado por el ejercito republicano y reducido a un montón de ruinas. En 1940 se realizarán unas obras de ampliación en el puente de la carretera nacional sobre el río Palancia, para lo cual el director de las obras ordena trasladar allí todos los restos del monumento. Sin embargo ,estos no serán aprovechados y acabarán en un vertedero junto al puente, donde permanecen hasta 1977, fecha en que las obras de un colector del alcantarillado sacan a la luz nuevamente estos restos, de los cuales se conserva una parte muy conocida en el pueblo. 

   Me refiero a dos de las cuatro cabezas de león de 0,77 x 0,88 x 0,82 cms que estaban a los pies de la estatua y que milagrosamente se conservaban casi intactas debajo de las ruinas. Estas cabezas se trasladarán al parque de la Glorieta y se dispondrán en torno a un parterre, formando un lugar donde solíamos juntarnos los chavales en nuestra infancia: (¿Quedamos en los leones?) . Hace pocos años, tras la última reforma del parque los leones vuelven a ser trasladados a su actual emplazamiento, en un jardín situado a los pies del teatro romano.
¿Os suenan estas cabezas de león?














Alfonso XII (1857-1885) cinco años antes
de ser proclamado rey en Sagunto.